Mayo 28 de 2011. Sábado. 2 P.M.
He venido a Bogotá para hablar en Cine Colombia y contratar la mezcla de la banda sonora de EL GRAN SADINI, mi Opera Prima, luego de 35 años de estar tras este sueño del cine.
Llevo cuatro días en la capital. Observo las unidades deportivas y su hermosa grama, alimentada ya en exceso por el invierno que azota la sabana. Me bajo en la Estación del Virrey y camino hacia el parque. En el apartamento de León y Ana, ya ha comenzado el partido entre el Barca y el Manchester U. Messi hasta el momento no ha podido hacer nada nuevo. Vamos a la cocina y nos tomamos la primera copa de whisky ahumado, con sabor a madera, seco, rico. El pernil de pollo me gusta pero dejo la mitad porque ya había almorzado donde mi hermana. Termina el partido y caminamos hacia el lago, para comprar un disco duro.
Un sol Bogotano de cuatro de la tarde, nos acompaña de ida y vuelta. En el regreso ellos se quedan atrás por un momento y me pongo por primera vez nervioso, al preguntarme: ¿Será que les va a gustar mi película? Me alcanzan y oculto mis pensamientos. Otro whisky del que trajo Ana que no quiere sino hablar de Paraguay pero le gana Messi, el barca y los recuerdos de cuando el nacional jugaba bonito y fue la base de la selección y los comentarios de Mejía. Llama león a Martha y parece que puede pasar un momento. Somos cinco paisas, profesionales, casualmente todos estudiamos comunicaciones, aunque seamos periodista, fotógrafo, camarógrafo, relacionista y guionista, director, productor y también chofer. Se apaga la luz y me tomo el otro para poder tener un buen impulso para ver mi película por enésima vez. Ahora lo que me inquieta es el ¿Qué dirán? Con los problemas de siempre, vemos la película.
Hora y media después las felicitaciones que me dan y las risas y los comentarios que escuche durante la película, me dejan tranquilo, contento porque las sentí y las supe sinceras. Martha me pregunta por la persona que hace el papel del Mago. Le respondo que es un Santanderiano, gerente de una empresa y también mago en la vida real. Me pregunta por quién preparo los actores y respondo con alegría: Mariateresa, mi señora. Juanca corre para grabar un concierto, Martha sale para el cumpleaños de la Ponsfor y nosotros hacia la botella de whisky. Ana me felicita y dice algo relacionado con Víctor, León emocionado me dice: Goncita, me gustó la película, en todo lo que yo pueda, te voy a ayudar.
A la media noche me acuesto contento, estoy tranquilo, pensando que estos años míos alrededor del cine, no fueron en vano.